domingo, 17 de diciembre de 2006

Comentario de un libro

Comunicación Política
Juan Pablo Arancibia
( Capítulos I-III-V)

Mutación profunda en los procesos Históricos de significación

Por : Andrea Miranda



El lenguaje y lo político

Este libro trata de entender las transformaciones vividas por la sociedad chilena en las últimas décadas, utilizando como eje central la relación entre comunicación-cultura. Apuntando específicamente al objetivo de elaborar una interpretación crítica de la relación entre los discursos comunicacionales , la conformación del espacio público y una cultura cotidiana masiva en nuestro país.
El autor afirma que la comunicación política “es un fenómeno moderno, reciente
que no consiste sino, en la suma o el encuentro de dos dimensiones específicas las nuevas tecnologías de la comunicación y la práctica histórica de lo político”. Afirmar que se trata solo de la incorporación de un conjunto de novedosas técnicas , soportes y formatos, al ejercicio de la política , constituye una reducción tal , que antes de empezar a intentar pensar la complejidad del asunto , solo termina por esquetimatizarlo mediante cómodos modelos y categorías anquilosadas. La conceptualización antes explicada hace hincapié en la idea de ver la comunicación política como un proceso indispensable para el espacio político contemporáneo y como los cambios en la manera de consumir han alterado las posibilidades y las formas de cada ciudadano en nuestro país. El autor intenta visibilizar un aspecto específico de la relación entre el lenguaje y lo político, así plantea la existencia de un vínculo interno, consustancial constitutivo y constituyente , que no es reciente si no más bien se remonta a la configuración discursiva clásica de lo político. De esta manera el discurso, el hablar, el lenguaje configuran en sí mismo un régimen de politicidad.
Para dar está noción de resultados, el autor se abastece de ciertas corrientes filosóficas en los orígenes Helénicos sobre el concepto de retórica, la implicancia política del Logos como también el valor fundamental de la parrehèsia, en Platón. Así, “lo político del lenguaje no es un contenido si no su propia posibilidad”. Por ello explica que la condición de posibilidad de lo político es el lenguaje, no como proceso mecánico de traspasos de signos, si no como espacio de irrupción. Es necesario referirnos al lenguaje y lo político como las vías de interacción que dan lugar a los medios de comunicación modernos . El análisis de estas formas de interacción nos provee de una perspectiva sobre las formas en que los medios de comunicación han alterado las condiciones de la vida social y política.
Cuando el académico se acerca al concepto de espacio discursivo, lo entiende como la condición posibilitante de la comunidad política. Lo que sostiene el plexo entre el discurso y lo político es el poder. El poder dice, “es el que mantiene la existencia de la esfera pública, aquel espacio de aparición entre los hombres que actúan y hablan” Debo expresar que más allá de la concordancia con el autor , no creo en un dominio o un control total de la vida, a través de esta forma de poder, ya que mientras siga imperando la lógica del individualismo en la sociedad chilena , el plexo existente entre el discurso y lo político es un poder irreal, algo inexistente. Creo que el ejercicio de poder contemporáneo y la forma de la política actual, van por el camino de reducir los sujetos políticos a vidas humanas en su mínima expresión. Es precisamente esta relación íntima que existe entre el lenguaje y lo político la que actúa como eje central y lo conduce a examinar el proceso de mediatización como un régimen de politicidad, una condición histórica, específica, que constituye y despliega cierta modalidad de lo político y del poder.

“irrupción, expansión e intensificación de los actuales procesos de mediatización”

Los actuales procesos de mediatización en la sociedad parecieran ser una cuestión de relativo acuerdo. Particularmente la afección sobre lo político habría alcanzado este proceso ya que se entiende como algo de sentido común. El autor trae a tribuna nuevamente esta suerte de suplantación, desplazamiento o superación que la imagen produciría de la palabra .Y agrega además que “ya no impacta ni conmueve a nadie”.
Estamos de acuerdo que los medios de comunicación dan origen a varias formas de interacción que se diferencian en diversos aspectos de la interacción y sus características espaciales y temporales. Previo al auge de la imprenta en la Europa de la Edad Media tardía y la Era Moderna temprana , el intercambio de contenidos e información era simbólico. Mas, con el surgimiento de la industria de la imprenta en los siglos XV y XVI y el desarrollo de varios tipos de medios electrónicos en los siglos XIX y XX , los componentes de la interacción social han cambiado. Si lo pensamos bien quizás el dispositivo de la palabra no ha sido desplazado, pero si complementadas por otras formas de interacción social , que han asumido un rol crecientemente importante. También puede ser que el desarrollo de estos nuevos medios de comunicación crean nuevos campos de acción-interacción que involucran formas diferentes de visibilidad para cada uno de nosotros.
En esta parte del libro el autor, se pierde, se extravía al tratar de recorrer analíticamente los pliegues o vértices de la escenografía discursiva. Nos movemos dice , “hacia un territorio cuyo espesor discursivo y cultural ya no se reduce fácilmente a categorías cristalizadas , si no que más bien , exhibe , los límites precariedades y agotamiento de los cuerpos teóricos y tradiciones analíticas . “el campo que aquí se abre, al que precariamente hemos consentido en seguir denominando mediatización de lo político”. Continuando con la idea, las vastas y complejas concepciones de lo político, el extenso campo de comprensiones de la comunicación , así las distintas y múltiples derivaciones en el orden de las relaciones y las prácticas sociales terminan siendo un campo ilimitado para la investigación. Me pregunto entonces si es, en éste “cruze politico-comunicacional” donde se enmarcan el horizonte de las respuestas. Que pasaría si usáramos la lógica estratégica como la función de establecer las posibles conexiones entre términos dispares. Para ser más clara que pasaría si se intenta eliminar el “contagio” separando a los enfermos…

El académico, critica las transformaciones que se han ido gestando en la relación entre comunicación y política y dice que sus propios vocativos son motivo de tensión. “Trátase de nociones relativamente recientes y que principalmente surgen desde el campo de estudio de la comunicación, para examinar como las transformaciones de la comunicación han afectado decisivamente el proceso de transmutación del concepto y del ejercicio mismo de la política en al marco de la sociedad contemporánea”.
También dice, que hay una emergencia de una politicidad mediatizada a la que muchas veces vemos reducidas solo a la mera dimensión espectacular -especular de la política. Comparto el punto de vista con el profesor, pero no debería extrañarnos ya que hoy, con un capitalismo financiero triunfante, la sociedad espectacular - especular ha multiplicado sus esfuerzos para encapsularnos en una burbuja tipo matrix. Y este capitalismo desalmado ha tomado los medios por su cuenta. Aquí es cuando se denuncia la desintegración del espesor de la política, obliterada ahora por el espectáculo de la forma a partir de la irrupción de la televisión y su fusión con la política solo acentúa estos rasgos de espectacularidad. “exacerbar el régimen de la visualidad, en desmedro del espesor argumental”. Pareciera que estas transformaciones de la comunicación y la política, son percibidas como el conflicto medular de todo análisis. Antiguamente la clase política controlaba la representación de su discurso instalando tribunas apropiadas mientras una prensa partidaria retransmitía fielmente el discurso. La llegada de la televisión ha creado nuevas arenas a las que los políticos necesitan adaptarse. Para explicar mejor esta afirmación sobre lo que es la video-política el autor, cita a Wolton y sus tres componentes para la comunicación política: Información, política y comunicación y sus lecturas correspondientes como, la televisión subsumen a la política. La política reduce y subsume a la televisión, la video-política será un nuevo género textual, el video político anuncia la subsuncion de la política al mercado y por último, el video político o comunicación política no constituye ni flagelo ni desgracia ni aniquilación de la política, sino más bien, en la sociedad contemporánea constituye su condición de posibilidad. Por el contrario el autor cita también a Sartori para poner en tela de juicio lo antes dicho por Wolton. Ya que para Sartori la videopolítica o el viopoder no seria si no la decadencia y la descomposición de la política.

Tipologías de la mediatización en Chile

El profesor Arancibia intenta comprender los procesos de mediatización de la política, mencionados anteriormente , así examina un largo y complejo proceso de mutaciones en los cuales se prefiguran sus condiciones de emergencia. Éstas transformaciones y reconfiguraciones habilitan un espacio y una superficie discursiva extensa, difusa accidentada continua y discontinua que se ofrece a fácil elucidación. Bueno acerquémonos un poquito a nuestra realidad, es sabido que junto con el nuevo siglo, está culminando un proceso iniciado con el advenimiento de la industria cultural, a saber un proceso de virtualización de la cultura. Si lo miramos de este modo , América Latina abandona el orden de la escritura, aquel orden colonial primero y republicano luego, la ciudad letrada para devenir una ciudad virtual.

En pocas palabras la hipótesis de arranque sostiene que en la sociedad contemporánea ya no es posible pensar lo político soslayando el fenómeno de la comunicación massmediática . El mercado y la televisión dos amigos inseparables son quizás los grandes jefes de nuestra vida común. Nos llevan a un disciplinamiento del trabajo y del tiempo libre y al congelamiento de todo impulso o toda preocupación por la vida en común. También nos incitan a la pseudo-acción del consumo como posibilidad de llegar a una identidad precaria a través de la identificación simbólica con una cierta clase o con un cierto estilo de vida. Por otra parte el autor propone una caracterización provisoria y contemporánea, del modo que parece ser identificados algunos módulos discursivos de la mediatización de lo político. Actualmente en Chile se pueden identificar diversas formas de aparición de la política en televisión, por ahora el autor distingue cuatro formas de regimenes de visibilidad política-televisiva.
Programas propiamente políticos: aquellos que tienen por finalidad exhibir las figuras, las ideas, los proyectos y participación de los políticos.
Programas de actualidad, noticieros, reportajes, documentales que realizan alusión o referencia parcial o directa a personeros políticos y a su actividad.
Programas Magazines: de conversación eventos y espectáculos. Se trata de módulos textuales que en principio se concentran en la farándula y el mundo del espectáculo pero donde concurren los personeros políticos en su calidad de figura publica.
Mega evento: Franja electoral, debates microprogramas y cadena nacional.

Más allá de las Tipologías…

"La televisión tiende a buscarse a sí misma como prueba definitiva y eso aparece como razonable para los espectadores que se han acostumbrado, al convertirse en público, a ver la televisión sobre todo, como una prueba." (Furio chanchito Colombo)
Resulta un tanto complicado el intentar la exploración de un movimiento tan expansivo y veloz, como el de los medios masivos de comunicación, ya que implica ahondar en sus dinámicas, sus vertientes, sus producciones simbólicas y sus atajos culturales. Sin embargo, en vista del poder que los massmedia han ido cobrando en el último siglo en diversos ámbitos de la vida social, esta exploración reconocedora se presenta como urgente. Esta amplitud del creciente universo comunicativo, se hace presente en todas partes, por ejemplo cuando viajamos en bus de una ciudad a otra, y vemos la televisión . En ese momento nosotros como pasajeros estamos compartiendo un nuevo espacio de relación mediática, compartimos nuevos espacios de interacción a través de un medio de comunicación.
Esto lleva a sospechar al autor, en cuanto significación política se trata. Él plantea que además de la cobertura televisiva a la política, se puede destacar la significación política. Ésta no se juega solo en la pura exhibición, alusión o tratamiento, sino que ella estaría alojada en su propia producción y circulación discursiva. Intuye que “la política en televisión no se comporta solo como referencia, no solo como información, no solo como aparición, no solo como espectáculo, sino que la significación política de la televisión cruza más bien todas sus mallas programáticas, constituyendo a la propia televisión como un agente discursivo y un dispositivo de enunciación política” Para lo dicho anteriormente existen dos consecuencias inmediatas. Primero que la propia tipología aquí propuesta con anterioridad, habría encontrado ya su límite y agotamiento. Y también en virtud de lo anterior aparece la dificultad teórica de re-pensar los propios limites de lo que hasta ahora se ha venido pensando como lo político y como la comunicación.
Por lo tanto es recomendable hacer una comprensión de la mediatización de lo político, por una parte a la noción de política que se ha venido utilizando analizar que ésta se muestra estrecha en cuanto remite y reduce a un puro ámbito de las instituciones a una dimensión jurídico- formal. También hay que hacer una crítica a las no escasas posiciones que leen a la televisión solo como una técnica de transmisión.

“ decir, informar y objetizar”

En este capítulo del libro, el autor explora los fundamentos que soportan el estatuto y operación del periodismo informativo moderno. Lo que se fundamenta es el vasto campo analítico y reflexivo, que ha intentado elucidar. Así mismo se ha tratado de reconocer cual seria su estatuto y rango de objetividad. Debemos reconocer que existe un primer ingreso de modo general y bajo una lógica interna, una matriz referencial que ha pensado dicho problema. Desde la teoría de la información se señalan los ejes centrales por los cuales ha debido transitar el ejercicio interrogativo de la “pretendida ciencia periodística”. Tal como lo cita el autor “la ciencia periodística estuvo cruzada por la tensión entre un hacer practico y la fundamentacion teórica de este quehacer, ello implicaba la problemática de cual debía ser el núcleo generativo del cientista político”
Así el sujeto de la enunciación periodística, diligentemente se transita a la identificación de la esencia fundacional del periodismo, la noticia. Y posterior a ello analiza la noticia desde su lógica de resonancia, es decir la repercusión y sonoridad que esta puede implicar para los constituyentes de una escena social determinada. De ésta manera, se articula un trazado teórico que soportaría científicamente el concepto de la noticia. Bajo ésta lógica la noticia contribuye efectivamente a la información del ciudadano, para que éste obtenga un “buen informar”. Ahora bien, deberíamos preguntarnos ¿cúal es ese buen informar? ¿favorecer la solidaridad, o más bien el individualismo? La respuesta brota espontáneamente: depende del uso que de ellos hagamos tanto emisores como receptores. A veces los medios silencian noticias de alto contenido solidario para el país , por ejemplo, en este mes de diciembre hubo una licenciatura de 4-º medio en la cárcel de mujeres eso significa el primer paso para la tan ansiada reinserción como lo dicen las grandes autoridades de nuestro país . Ningún medio de comunicación se hizo eco de ella aunque a todos fueron avisados con anterioridad . Entonces ¿cómo explicar la escasa resonancia que han tenido en nuestros medios las coberturas hacia las políticas de reinserción social de los individuos privados de libertad?
A partir de ello sostiene que “en tanto no existe la sustancia pura y fundacional del periodismo” pueden existir tantos periodismos posibles como narraciones que se habiliten, luego solo habrá señales de un flujo de múltiples textualidades que se enfrentarían en las avenidas desterritorializadas de lo discursivo.
Observemos ahora el ingreso de la discursividad televisiva. Y el comportamiento que tendría la doctrina periodística moderna. En primer lugar se hace necesario el reconocimiento básico acerca de uno de los rasgos de mayor potencia en nuestra cultura se trata de la importancia que ha adoptado la televisión a la hora de contribuir a la producción de un imaginario social. La llamada "ley Televisa" es fundamental, ya que la televisión es, hoy en día, el instrumento más importante que incide en la configuración de este imaginario. Hay que decirlo con toda claridad, en la sociedad actual incluída la chilena , los padres y la escuela han perdido importancia frente a la TV. Las imágenes visuales y auditivas pasan lo suficientemente rápido como para que el cerebro tenga la posibilidad de trabajarlas con reflexión. El televidente, mientras está frente al aparato, suele ser un ente que capta sin reflexión; y así, el ejercicio de la reflexión se pierde o deteriora. Hoy en día, la televisión es el principal contacto de información que reciben los ojos y el oído. La TV embrutece y domina la información externa al cerebro. Nace en mi la siguiente interrogante ¿ es siempre la televisión una producción del imaginario social? ¿ Porqué no puede existir una contra-producción o crisis de éste imaginario? La CNN nunca ha transmitido en directo las masacres ni les ha dado cobertura permanente en los escenarios donde se produjeron. Por ejemplo la guerra del Golfo Pérsico se transmitió desde el lado de ellos y las explosiones eran como las de los juegos de video, distantes, virtuales, sin sangre, sin escombros, sin familias destrozadas, a pesar de que hubo como 150 mil muertos iraquíes. Lo que más conmociona del atentado a las torres gemelas el 11 de septiembre de 2001 es su puesta en escena, su dimensión espectacular: constatar que en el corazón mismo del capitalismo globalizado, los íconos imponentes del capital financiero y del poder militar fueran desbaratados en unas pocas horas, produciendo miles de muertos y destrucción, en donde era impensable e imposible, yo creo que eso si genera una grave crisis en el imaginario social. A partir de este reconocimiento básico, el autor quiere dejar instalada la pregunta por el estatuto del signo que comporta este régimen de virtualidad

El profesor utiliza un juego de preguntas para referirse a lo que es en verdad un problema no menor colegido de lo anterior se descuelga para interrogar acerca de la tensión que se genera en el canon clásico que distingue entre la verdad y la ficción. Él se plantea preguntas como ¿cual es el objeto mismo? ¿Objetividad a partir de que? Se trata de endosarle un rango de realidad positiva a lo que ya sabemos es “una ilusión instituida como realidad”. Lo que el autor afirma es que el discurso televisivo dominante ya delimita y produce un mundo cuyas invitaciones se cursan en el formato del espectáculo. En resumen se habilita la interrogación y el periodismo se encuentra en su rango de institución discursiva. Dicho de otra manera el autor plantea que el entramando discursivo periodístico comporta un dispositivo discursivo constituyente de los procesos de subjetivacion y procesos de agenciamiento de las fuerzas. Así leído no habría un periodismo objetivo, lo que habría seria un diagrama comprensivo dispuesto como un relato naturalizado. No habría la verdad en el periodismo sino que habría un conjunto de efectos y practicas objetivantes.

Finalmente lo que se deduce es que en la democracia se juega el orden del discurso, de la palabra, en las posibilidades argumentales que se ponen en relación. Dicho de otro modo esa democracia reclama el concurso, no anexo, sino que consustancial de la comunicación. Dicho en su mayor radicalidad lo propiamente político son los procesos de significación en sí mismos, en cuanto campo de litigio y enfrentamiento por la producción y hegemonía de sentido, en cuanto campo de litigio y enfrentamiento por la producción y hegemonía de sentido en cuanto campo general de visibilidad, existencia y legitimidad social. En cuanto proceso histórico de producción material de la vida.

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